Calibra tu brújula hacia lo importante

Estamos llegando al final de un año muy particular, que más allá de las dificultades en que devino y de lo extremadamente desafiante que ha sido para muchos de nosotros, nos ha traído una posibilidad única de para y reflexionar sobre lo verdaderamente importante.

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Tal vez, entre balances y propósitos de fin de año, aún tengamos chance de mirar qué hemos hecho para nosotros mismos con “la parte luminosa” (si es que tal cosa existe) que esta crisis mundial nos deja.

Te comparto algunas reflexiones que en lo personal me han servido mucho, con el deseo de que a ti te resulten igual de útiles, para animarte a meterte un poco más en las profundidades a la hora de pensar en tus “propósitos de año nuevo”

Tu propósito personal

Mucho se habla del propósito y de cómo en algunas organizaciones que evolucionan, existe la preocupación por conectar el propósito de las personas con el de la empresa. Pero te pregunto, ¿qué tanto tienes en claro tu propio propósito como para poder alinearlo con el de alguien más? ya sea tu trabajo, tu pareja, tu familia, amigos.

Nuestro propósito es nuestra razón de ser, nuestro gran por qué. ¿Por qué existimos y qué diferencia queremos generar con nuestra existencia? Suena bien ambicioso poder responder esto, pero aunque no lo hace más fácil, hay un modelo que quiero compartirte que puede ser una guía. Se trata del IKIGAI, que en japonés quiere decir “la razón de ser”, e implica preguntarte fundamentalmente por:

1.¿En qué eres bueno? ¿Cuáles son tus fortalezas?
2.¿Qué es lo que verdaderamente te gusta hacer?
3.¿Qué es aquello que el mundo necesita?
4.¿Por qué cosas podrían pagarte?

684b3b_c40ef417ab48490cbeb167d5562c3664_mv2De estas confluencias, comienzan a aparecer nuestras pasiones (lo que nos gusta más aquello en lo que somos buenos), nuestra misión (lo que el mundo necesita y aquello que nos gusta hacer), la vocación (lo que el mundo necesita y aquello por lo que nos pagarían) y nuestra profesión (aquello por lo que nos pueden pagar y en lo que somos buenos).

Cuando no logramos alinear las cuatro esferas principales, corremos el riesgo de caer en insatisfacciones o carencias:
Si sólo nos enfocamos en lo que nos gusta y en lo que somos buenos, pero que el mundo no necesita o por lo que no nos pagarían, podríamos enfrentar problemas para generarnos el sustento o sentiríamos que lo que hacemos no es útil.
Por otro lado, si hacemos aquello que nos gusta, que el mundo necesita y por lo que nos pagarían, pero no somos del todo buenos en ellos, puede generársenos una sensación de incertidumbre ante un futuro no tan estable, para el cual necesitaremos prepararnos más.

O quizás, una de las situaciones que más suelen darse: hacemos aquello en lo que somos buenos, que el mundo necesita y por lo que nos pagan (a veces muy bien), pero que no nos gusta, no nos apasiona. Y entonces aquí aparece el vacío.

El propósito requiere poder hacer confluir todos estos dominios para poder sentirnos lo más auténticos posibles con nosotros mismos y a la vez sentir que aportamos y que podemos satisfacer nuestras necesidades con ello. ¿Dónde estás hoy? ¿Qué esfera te falta llenar y qué acciones vas a tomar para hacerlo?

Tu valores

Un ancla importante para definir tu propósito, son tus valores: aquellos principios o estándares que son importantes en tu vida. ¡Y cuidado! aquí solemos cometer el error de definir como valores rectores para nuestras elecciones aquellos que creemos que los demás esperan que tengamos y no los que a nosotros verdaderamente nos importan. Lograr bienestar, equilibrio y balance implica tomar decisiones, lo cual solemos hacerlo en base a lo que consideramos importante. Pero claro, si lo hacemos en base a lo que es importante para otros (nuestro jefe, nuestra pareja, nuestros padres) pero no necesariamente para nosotros, el resultado tarde o temprano será de insatisfacción y frustración. Entonces aquí tienes otro desafío (que se vale hacer con copa en mano, dadas la fechas): definir con sinceridad qué es importante para ti en términos de valores. Y aquí no hay respuestas correctas: mientras para algunos puede ser la familia, las relaciones, el crecimiento personal, para otros puede ser el dinero, el prestigio, su carrera. Todo es válido siempre que seamos honestos con nosotros mismos. Steven Covey en su conocida regla sobre “primero lo primero” ilustra muy bien qué puede pasar cuando no dejamos lugar a lo que es verdaderamente importante para nosotros.

Una herramienta que puede ayudarte a identificar qué es importante para ti, si es que de primera mano no lo tienes tan claro, es el test de valores del Barret Values Center. Es gratuito y además clasifica valores positivos y aquellos que en exceso pueden volverse limitantes (por ejemplo el perfeccionismo).

Una vez que tengas este ejercicio, te invito a que lo hagas más personal, identificando en qué circunstancias has vivido un valor importante para ti, para que tu nuevo año incluya más momentos como ese. Un valor relevante para mi es pasar tiempo en familia, y una situación donde puedo ver eso reflejado, es en la hora del cuento antes de dormir para mi hija. Sé que eso, simple, pero relevante para mi, es algo que tiene que tener lugar en mi agenda toda vez que sea posible.

Tus límites

Ahora, una vez que vas teniendo claro tu propósito y tus valores, llega el momento de incorporar una competencia a veces difícil de incorporar: poner límites. Vivir según nuestro propósito y valores implica hacer elecciones, y esas elecciones pueden dejar afuera algunas cosas, de las que seremos más conscientes si nos hemos tomado el trabajo de reflexionar y escucharnos respecto de lo que queremos. No existe tal cosa como la posibilidad de trabajar 24/7 para hacer crecer nuestra carrera y a la vez estar 24/7 con nuestra familia. Los días tienen 24 horas y las semanas 7 días, y ¡cada tanto es necesario dormir! Ahora, si eres consciente de lo que es más importante para ti, de aquello de lo que disfrutas tanto que te hace recargar energías, puedes crear tu propio equilibrio, y poner límites en consecuencia.

¿Cuáles son las cosas que no estás dispuesto a resignar por nada del mundo en este momento? ¿Es tu carrera? ¿Es tu familia? ¿Es crecer económicamente? Recuerda, no hay respuestas correctas y esto además puede cambiar en distintas etapas de tu vida. Lo importante es que tú lo tengas claro y las decisiones que tomes vayan acordes a esas prioridades. Sólo así te sentirás cómodo con lo que eliges para ti y con lo que aceptas hacer por otros. Y esto incluye aprender a decir “no” toda vez que sientas que estás dejando de lado algo importante para ti. Claro, saber poner límites requiere también que sepamos que a veces tendremos que ser flexibles. Pero suele sucedernos que nos vamos a los extremos sin hallar puntos medios, y así es como nos encontramos con personas que en esta pandemia están trabajando 14 horas por día, “porque total están en casa y no hay excusas para no estar disponibles” (esto es textual y recurrente de varios de mis coachees en los últimos meses) . Para ello necesitas poder responderte: ¿qué no es aceptable para mí en ninguna circunstancia? ¿qué puede ser aceptable sólo algunas veces y bajo qué circunstancias? y sobre todo, ¿qué puedo hacer yo proactivamente para evitar que esto suceda?

Te doy un ejemplo: para mí trabajar los fines de semana sólo es aceptable cuando estamos en picos de trabajo en la empresa, lo cual no debería suceder más de 1 vez al mes. Fuera de eso choca con mis prioridades y si lo hago me siento molesto y enojado conmigo y con otros. Para prevenir que suceda, reviso mi agenda, priorizo reuniones o entregas importantes y negocio fechas a mayor plazo para otras; delego para que alguien más en mi lugar haga ciertas cosas, de manera de crear espacios para enfocarme en lo que es importante y dar oportunidades a otros.

Claire Fox en su libro “Work-Life Symbiosis” entrega métodos muy prácticos para ganar mayor claridad sobre esto, e incluso en cómo trabajar con tus valores y prioridades.

Creo que lo importante es ser conscientes de que nada de todo esto es mágico. Cambiar hábitos lleva tiempo y determinación, pero no es posible sin primero identificar que estás en una situación que no te gusta del todo y sobre la que vale la pena el esfuerzo de accionar. Necesitas desplegar el poder para reflexionar sobre tu propósito, tus valores y cómo los honrarás a través de elecciones llenas de significado para ti. Vivir en la autenticidad no es fácil, pero es sumamente gratificante, y nadie más puede hacerlo por tí. En palabras de Nietzsche, “ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”.

 

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